El tercer discurso de rendición de cuentas del presidente Luis Abinader fue memorable y marca el rumbo del Gobierno de cara a los próximos meses, por lo que resulta importante comentar algunos aspectos. Tal como habíamos resaltado en nuestra última entrega -de expectativas sobre este discurso- el mismo fue una verdadera rendición de cuentas y se enfocó en las ejecutorias del Gobierno durante los últimos dos años y medio.
El mensaje del mandatorio será recordado, en primer término, por su extensión: con una duración de 2 horas y 38 minutos, fue uno de los discursos de rendición de cuentas más extensos en la historia y memoria reciente de nuestro país. Tal como el mandatario había prometido en los días precios, estaba colmado de cifras y figuras sobre la economía, las ejecutorias del Gobierno, comparaciones con períodos anteriores; en fin, un extenso catálogo de números que pueden ser analizados por los especialistas en la materia.
La economía fue uno de los principales temas tratados en el discurso, resaltando impresionantes cifras que demuestran que nuestro país ha podido resistir los embates internacionales y un panorama complejo de manera muy exitosa. Reconoció que se debe a un esfuerzo conjunto de los sectores público y privado, algo que es muy positivo, pues el sector privado es el motor de crecimiento de cualquier país.
Igualmente, el Presidente mencionó, aunque un tanto de manera breve, una segunda ola de reformas institucionales que estaría cursando en los próximos meses. Importantes legislaciones como la ley de agua, reformas a compras y contrataciones públicas, la propuesta del ministerio de justicia, entre otras, deberán ser evaluadas y consensuadas en la sociedad, y serán cruciales de cara a la evolución de este período.
A pesar de todo lo anterior, también fue un discurso que no tuvo mucho enfoque propositivo, más allá de algunas menciones de reformas. Igualmente, las cifras comparativas que fueron citadas por el Presidente parecían haber sido escogidas de manera muy selectiva, de tal modo que podían servir para un ejercicio de anotar puntos políticos, pero no son fuentes de comparación de políticas públicas muy acertadas.
En este sentido, y máxime con el emotivo y combativo final del discurso, quedó en clara evidencia que el mandatario entiende que su obra de gobierno se mantiene inconclusa, y que virtualmente asegura que optará por presentarse como candidato a la reelección en el 2024. De cara a esta realidad, será nuestro deber ciudadano afianzar nuestro compromiso de atención y crítica a las ejecutorias del Gobierno en el período preelectoral para evitar los excesos que han ocurrido en el pasado.
El mensaje de rendición de cuentas del presidente Abinader, en balance, fue efectivo y bien estructurado. Sin lugar a dudas, a pesar de todos los desafíos que ha enfrentado el país, hay muchas señales de una evolución positiva del bienestar de la nación.
No obstante, debemos mantenernos atentos y exigir la atención a importantes temas como la educación, las tres causales, los efectos de la inflación sobre la economía del hogar, la inseguridad ciudadana, entre otros temas, que todavía preocupan a la población.