
Publicado: 21 ago 2021 17:25 GMT
Alex Pick nació en San Pètersburgo y fue adoptado por una familia estadounidense en 1997. Aunque ha vivido gran parte de su vida en Estados Unidos, su gran sueño es regresar a su patria, impulsado por el deseo de encontrar a su madre biológica.
Se llama Alex Pick, aunque de niño le conocían como Alexánder Timofeyev. Nació en San Petersburgo, en Rusia, pero cuando tenía 8 años sus padres fueron privados de su patria potestad y él terminó en un orfanato. Años después fue adoptado por los Pick, una familia estadounidense de Texas. Ahora su meta es poner sus papeles en regla y regresar a su patria.
“Para mí, Rusia es un país único. Nunca perdí contacto con él. Espero no decepcionar a nadie, pero lo voy a decir honestamente. Cuando vine a EE.UU., me avergonzaba del lugar de donde provenía. Se reían de mí por eso. No quiero adentrarme en la política, pero creo que Vladímir Putin ha hecho una labor increíble. El ritmo con el que ha cambiado Rusia en los últimos 20-30 años merece ser considerado un récord Guinness”, dice Alex.
El joven asegura que en EE.UU. le ha ido bastante bien, a pesar de los problemas que tuvo con su documentación. Debido a un error que se cometió a la hora de formalizar su adopción, él no es ciudadano de ese país, aunque haya vivido en él desde su adolescencia.
Terminó la enseñanza básica en Texas y estudió en el Colegio de Bellas Artes. También sirvió en el Ejército estadounidense. Trabajó en diferentes ámbitos: fue gerente en un hotel, vendedor de muebles y técnico en mantenimiento de aeronaves. Asegura que los aviones son su pasión desde que era un niño y vivía en Rusia. También le apasiona la pintura.
Recuerdos de su niñez rusa
“Mi madre trataba de hacer todo lo que estaba dentro de sus posibilidades. Intentaba conseguir la mejor vivienda y la mejor comida para nosotros. Era una persona muy creativa. Creo que empecé a interesarme por las artes gracias a ella”, añade Pick.
Alex muestra un dibujo de los rascacielos de Moscú con la bandera tricolor de fondo, una obra que dedica al país que aún no ha conocido de adulto. Mientras, los recuerdos de su niñez en Rusia y, ante todo, la separación de su mamá, parece que siguen muy presentes en su vida.
“Cuando iba a casa, vi un coche de Policía. El agente me llamó y me dijo: ‘Ven, te voy a enseñar la radio que tengo aquí'”. Era pequeño e ingenuo, y pensé: ‘¡Qué bueno!’. Cuando me acerqué, vi que mi mamá estaba en el asiento de atrás. Nos llevaron al departamento. Sus últimas palabras fueron: ‘Espero que nos veamos pronto’“, recuerda el joven.
El encuentro nunca tuvo lugar. Ahora Alex quiere encontrar a su madre casi un cuarto siglo después, aunque admite la posibilidad de que ya no esté viva. En cualquier caso, pase lo que pase, tiene la intención de quedarse en Rusia, donde asegura que tiene una lista entera de cosas por hacer.
“Quiero aprender a jugar al hockey”
“Estoy emocionado. Quiero aprender a jugar al hockey, a patinar y, claro, a esquiar. Extraño la nieve. ¡No puede imaginar cuánto! Hace unos meses aquí en Texas hubo una fuerte nevada y yo salí a dar un paseo. Todo el mundo pensaba que estaba loco. Me puse mis audífonos y paseé durante dos horas. Fue genial. Espero volver a verla pronto”, relata Alex.
A primeros de agosto Pick mandó los documentos necesarios al Consulado ruso y ahora espera que le entreguen el pasaporte de su país natal. Si todo va bien, es muy probable que el próximo invierno cumpla el sueño de conocer su patria.